8/06/24

POESÍA NIHILISTA

La Vida es una Mierda

La vida es una mierda, ¿quién lo duda?
Nos venden sueños dulces en charcos de lodo,
nos prometen cielos, gloria desnuda,
pero al final, todo se pudre en el fango.

¿Qué esperabas, ingenuo? ¿Un edén en cada esquina?
Mira alrededor, las promesas caen,
se rompen como vasos de cristal en la cantina,
y tú, pobre imbécil, solo ves cómo se deshacen.

Nos hicieron esclavos de esperanzas ciegas,
nos vendieron mentiras, vestidos de flores,
pero el hedor de la vida, aunque lo niegas,
se cuela por cada grieta, por los rincones.

La vida es una mierda, un insulto al alma,
nos golpea sin piedad, nos deja tirados.
Y tú, aún crees en la calma,
mientras el caos te devora con sus colmillos afilados.

Ríe si quieres, pero no te engañes,
esto no es un camino de rosas ni de oro.
Es una broma macabra, donde a cada paso te arañes,
y el dolor te recuerde que todo es solo un mal coro.

Así que no vengas con cuentos, ni palabras suaves,
la vida es una mierda, y eso es lo que hay.
Afronta el asco, si puedes, y no claves
tu esperanza en nada, porque todo se irá al carajo.

 

El Regalo Más Grandioso es la Vida

Dicen que la vida es el regalo más grandioso,
que viene envuelta en promesas de luz y esperanza.
Pero, ¿qué coño de regalo es este?
Una broma en mal estado, llena de trampas.

Nos ponen en el mundo, sin instrucciones ni guías,
y esperan que lo agradezcamos con sonrisas fingidas.
Un obsequio cruel, con días que se escapan,
con noches que gritan, y almas que no se hallan.

Pero ahí vamos, ¿no? Tropezando en la oscuridad,
creyendo que este circo tiene algún sentido.
Nos aferramos a lo poco que queda en la verdad,
y llamamos a este caos el mejor de los destinos.

Sí, la vida es un regalo, uno que nadie pidió,
pero aquí estamos, tragándonos las mentiras.
Día tras día, forzados a creer que es lo mejor,
mientras el peso de existir nos pisa las costillas.

Aun así, hay un resplandor entre la mierda,
un rayo que corta la tormenta en el pecho.
Porque aunque la vida nos muerda y nos hiera,
es todo lo que tenemos, y eso es lo que aprecio.

No porque sea perfecta, ni por su falsa dulzura,
sino porque nos hace sentir, gritar y arder.
Es el regalo más grande, no por su hermosura,
sino porque, maldita sea, nos enseña a caer... y volver a renacer.

 

Eso del Amor

Eso del amor, ¿qué puedo decir?
Nos lo pintan como un milagro,
como un rayo de luz que al fin va a surgir,
pero al final, siempre se vuelve amargo.

Nos venden cuentos de príncipes y princesas,
nos prometen eternidades y cielos sin fin.
Pero en la realidad, el amor duele, y pesa,
es más guerra que paz, más ruina que jardín.

El amor te toca y te desarma,
te deja desnudo, frágil y expuesto.
Te hace creer que volarás entre las almas,
pero a veces es solo un vuelo hacia el infierno más presto.

Nos dicen que es la fuerza que mueve al mundo,
que en su nombre se viven los mejores momentos.
Pero ¿quién habla de las veces que es inmundo,
de las traiciones, las mentiras, los tormentos?

Eso del amor, ¡qué tremenda ironía!
Nos ata y nos suelta con la misma brutalidad.
Es un juego cruel, que deslumbra de día
y por la noche se burla de nuestra ingenuidad.

Aun así, lo buscamos, lo anhelamos,
porque aunque nos rompa, seguimos de pie.
Tal vez, en el fondo, lo necesitamos,
porque, maldito sea, nos recuerda que estamos vivos, también.

Eso del amor, un caos disfrazado,
un volcán que ruge dentro del corazón.
Es un monstruo y un ángel, un abrazo y un látigo,
pero, ¿quién no ha querido sentir su explosión?

 

La Educación

La educación, dicen, es la llave del éxito,
la puerta dorada a un futuro mejor.
Pero, ¿qué carajo es esa gran promesa?
A veces parece más una prisión que liberación.

Nos meten en aulas como ovejas en fila,
esperando que memoricemos verdades a medias,
nos preparan para encajar en una vida tranquila,
sin cuestionar, sin rebelarse, sin ideas propias.

Nos hablan de conocimiento como poder,
pero ¿cuánto de ese poder es auténtico?
Nos llenan de fórmulas y fechas que no vas a entender,
pero ¿dónde están las lecciones sobre el alma y el propósito?

La educación, tal como la venden,
no siempre es luz, a veces es sombra.
Nos domestican para que no sorprendamos,
nos entrenan para repetir, no para explorar hondas.

Pero más allá de los muros de la academia,
la verdadera educación está en cada rincón.
En los errores, en la lucha, en la miseria,
en las calles donde se vive la realidad sin guión.

La educación no es solo libros y títulos colgados,
es aprender a sentir, a pensar, a ser humano.
Es entender que el conocimiento más elevado
nace cuando rompemos las cadenas que nos atan con descaro.

Así que no me vengan con cuentos de catedrales de saber,
la educación es mucho más que un salón.
Es el fuego que enciendes al aprender a perder,
y la chispa que te impulsa a cuestionar la razón.

La educación, al final, no es lo que te dan,
es lo que tomas, lo que creas, lo que sientes.
Es rebelarte contra lo que te quieren imponer,
y aprender que, en la vida, lo único seguro es el cambio constante.

 

Mi País

Mi país, tierra de contrastes y contradicciones,
donde el cielo se pinta de mil colores,
pero las sombras también danzan en los rincones,
entre promesas rotas y falsos salvadores.

Es un país lleno de riquezas que no alcanzan,
de montañas que susurran leyendas antiguas,
pero donde el poder, maldito sea, siempre avanza,
devorando los sueños y ahogando las sonrisas.

Aquí, la esperanza nace en el llanto,
y el pueblo se levanta aunque esté cansado.
Es una tierra de luchas, de historias al mando,
donde el coraje es el pan de cada día, forjado.

Mi país, con su magia y su miseria,
donde la gente baila mientras la vida se desmorona.
Un lugar que canta con una alegría seria,
porque sabe que sufre, pero nunca abandona.

Aquí los líderes prometen, pero nunca cumplen,
y el pueblo aguanta con el alma hecha polvo.
Pero en medio del caos, hay corazones que se encumbran,
gente sencilla que construye, que se rehace, sin escombros.

Mi país es un grito ahogado en la historia,
un rincón del mundo que muchos no entienden.
Es un mosaico de dolor y de gloria,
donde el pueblo se cae, pero siempre se defiende.

Sí, mi país es complicado, a veces es una mierda,
pero es mío, con todos sus defectos y cicatrices.
Y aunque a veces parezca que el camino se pierde,
es el lugar donde los sueños nunca se rinden ni desvanecen.

Mi país, donde el futuro es incierto,
pero el presente late con fuerza.
Un lugar que, aunque herido y desierto,
siempre encuentra en su gente la mayor riqueza.

 

Libertad

La libertad, esa palabra que todos pronuncian,
como si fuera un premio fácil de alcanzar,
pero, ¿quién diablos sabe lo que realmente significa?
Es más que volar, es aprender a caminar sin tropezar.

Nos dicen que somos libres, ¡qué chiste más gastado!
Mientras nos encierran en jaulas invisibles,
nos atan con promesas y destinos trazados,
y luego nos venden la idea de que somos invencibles.

Pero la verdadera libertad no se encuentra en discursos,
ni en banderas que ondean al viento por pura fachada.
Está en romper con cada uno de esos recursos
que nos controlan, que nos dicen qué es bueno o qué nada.

La libertad no es hacer lo que quieras cuando quieras,
es tener el coraje de cuestionar las reglas del juego.
Es darte cuenta que el camino que sigues, aunque duela,
puede no ser el tuyo, puede no ser sincero.

Ser libre no es gritar más alto que el resto,
ni desafiar a ciegas lo que te incomoda.
Es encontrar tu propia voz en medio del eco,
y usarla para hablar cuando todos callan y te incomodan.

Nos enseñan que la libertad tiene límites,
que no se puede ser completamente libre sin perder.
Pero, ¿qué carajo? Los límites los ponemos nosotros,
y a veces ser libre es aprender a romperlos sin retroceder.

La libertad es un caos, un riesgo constante,
es saber que cada elección tiene un precio.
Es entender que no siempre serás brillante,
pero que serás dueño de tu destino, sin ser un necio.

Así que no me hablen de cadenas doradas,
ni de derechos que nos entregan con condiciones.
La libertad es cruda, desnuda, y a veces malvada,
pero es lo único que realmente nos pertenece sin restricciones.

 

Democracia

La democracia, ese cuento tan bonito que nos cuentan,
donde todos somos iguales y tenemos voz,
pero en el fondo, ¿quién escucha lo que realmente cuentan?
Es solo un circo más, donde se disfraza el feroz.

Nos hablan de elecciones, de libertad para decidir,
como si el poder estuviera en nuestras manos,
pero detrás de cada voto, de cada intento de elegir,
hay hilos invisibles que controlan nuestros planos.

La democracia, ¿qué es? ¿Un ideal, un mito?
Nos venden promesas de justicia y equidad,
pero cuando el humo se disipa y ves el sitio,
te das cuenta que todo es una cruel realidad.

Es un sistema que pone máscaras a los tiranos,
que cambia de rostro pero no de esencia.
Nos ofrecen opciones como si fueran manos,
pero el resultado es siempre la misma decadencia.

Votan, gritan, marchan, ¡qué espectáculo tan perfecto!
La democracia parece una fiesta de libertad,
pero en el fondo, el poder sigue siendo un insecto
que se cuela en cada rincón con su fatalidad.

Nos dicen que la mayoría decide, que el pueblo manda,
pero el pueblo está cansado, hambriento y manipulado.
Y la democracia, esa vieja gloria que se desbanda,
es solo un eco de lo que alguna vez habíamos soñado.

Nos alimentan con debates vacíos y promesas huecas,
nos piden paciencia mientras el sistema se tambalea.
Pero, ¿cuándo fue la última vez que la voz del pobre fue la que pesa?
¿O es que la democracia también tiene precio y quien paga es quien la pelea?

Al final, la democracia es un sueño al que nos aferramos,
una esperanza que nos mantiene en pie.
Pero mientras el poder siga en manos de los que engañan,
esa "libertad" es solo un espejismo que pocos realmente ven.

 

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