8/20/20

Sombart Werner




Contribución a la historia espiritual del hombre económico moderno.
El espíritu que domina a los sujetos económicos ha sido siempre muy diverso. Las diferentes épocas de la vida económica se distinguen por el espíritu concreto que en cada una de ellas ha predominado. Aunque la forma de una economía y el espíritu de la misma se hallan en estrecha relación, no dependen la una de la otra según una ley escrita, como ya expusiera Max Weber. El sistema económico sólo caracteriza una época económica cuando predomina en ella. Un determinado espíritu «domina» en una época cuando conoce una gran difusión, «predomina» si determina las acciones económicas de la mayoría de los sujetos económicos.
*La economía precapitalista es una economía de gasto. En esta economía domina la idea del sustento según la posición social. Por ejemplo, en la doctrina tomista es necesario que las relaciones de la persona con el mundo externo se sometan en alguna forma a una limitación y a una norma. Esta norma constituye el sustento según la posición social. El sustento ha de ser conforme al rango o posición del individuo.
*La idea de la subsistencia nació en los bosques de Europa, entre las tribus de pueblos jóvenes. Toda familia campesina debe recibir tanta tierra cultivable y participación en los prados comunes como le sea necesario a su sustento. Del mundo campesino, esta idea de la subsistencia pasa a la producción artesanal y al comercio.
*La economía precapitalista se hallaba sometida al principio de la satisfacción de las necesidades. No hay aspiración a obtener una ganancia. La prueba está en que todo ánimo de lucro se intenta satisfacer fuera del nexo de la producción y del transporte mercantiles (se recurre a las minas, se buscan tesoros, se practica la alquimia). Aristóteles considera como no perteneciente a la actividad económica la ganancia de dinero por encima de los límites de las necesidades naturales. Del mismo modo piensa Polibio.
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Hace ya un tiempo un número de The Economist se preguntaba por qué los norteamericanos no han conseguido nunca aficionarse al fútbol europeo. En la misma página, se preguntaba además algo bastante menos trascendente: ¿por qué el socialismo no ha conseguido triunfar en Estados Unidos?
Todo parecía destinar a Estados Unidos a ser la auténtica patria del socialismo: industrialización precoz, ausencia de jerarquías, culto a la igualdad etc?, y sin embargo, jamás el socialismo ha salido allí de círculos muy estrechos. Se han dado muchas razones para explicar este hecho. La explicación más evidente la dio el sociólogo alemán Werner Sombart cuando dijo que no hay utopía socialista que aguante el régimen de filetes de vaca y pasteles de manzana de la dieta norteamericana. Quizás no sea tan pretencioso decir que, junto con La Democracia en América de Tocqueville o el más reciente Hábitos del corazón de Bellah, esta obra de Sombart es una de las aproximaciones más interesantes a la sociedad americana.
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Die Juden und das Wirtschaftsleben (1911), está relacionada con el estudio de Max Weber sobre las relaciones entre el protestantismo (y particularmente el calvinismo) y el capitalismo, excepto que Sombart colocaba a los judíos en el corazón de su desarrollo. Este libro fue calificado como filosemita cuando fue publicado, pero varios investigadores judíos contemporáneos lo describen como antisemita, por lo menos por sus consecuencias. (7m)
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