6/28/20

Menger Carl



Menger considera la cuestión metodológica como “la más urgente de la economía política”, ya que “aclarar los problemas metodológicos resulta la condición necesaria de cualquier ulterior desarrollo”. Reivindicar la legitimidad y la primacía de la teoría económica era un imperativo particularmente urgente para Menger, dado el despótico y obtuso predominio que por entonces ejercía la “Nueva Escuela histórica” sobre el estudio de las ciencias sociales. No es, pues, de extrañar que nuestro autor dejara a un lado los estudios iniciados con la publicación de los Principios de economía política, la obra que revolucionó la teoría económica en el siglo XIX, para afrontar los problemas metodológicos.
El presente volumen recoge las tres obras dedicadas por Menger a temas metodológicos. En primer lugar, sus Investigaciones sobre el método de las ciencias sociales y de la economía política en particular (1883), que algunos ponen a la misma altura, si no ya por encima, de sus Principios de economía política. En segundo lugar, Los errores del historicismo en la economía política alemana (1884). Finalmente, Elementos de una clasificación de las ciencias económicas (1889). Refiriéndose particularmente a las Investigaciones, escribe F.A. Hayek: “Se trata de un libro difícilmente superable como polémica contra las pretensiones de la Escuela histórica de recabar para sí el derecho exclusivo al estudio de los problemas económicos [...] la importancia capital de esta obra para los economistas de nuestro tiempo radica, de una parte, en su versión, extraordinariamente profunda, de la esencia de los fenómenos sociales [...] y, de otra, en su clarificador análisis del desarrollo del aparato conceptual con el que tienen que trabajar las ciencias sociales.”

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Carl Menger, un economista desconocido para la mayoría de los iniciados que han oído hablar de Keynes o Friedman, ha sido el único capaz de dar una explicación satisfactoria del origen de esa institución social que todos conocemos y manejamos, el dinero. Pero el olvido de sus ideas monetarias que han permanecido semiocultas en lengua alemana hasta hace bien poco, ha sido un auténtico lastre para la política que han venido practicando nuestros bancos centrales y ha ocasionado ya dos grandes crisis, destruyendo miles de empresas y millones de puestos de trabajo. La economía mundial vivió un largo periodo de expansión y mejora de los salarios reales entre 1870 y 1914 mientras Inglaterra pudo mantener la hegemonía de su moneda nacional convertible, la libra esterlina. El dólar convertible de los Estados Unidos fue capaz de sacarnos de la destrucción de una guerra mundial. Pero, con toda seguridad, esto no va a ser lo mismo en ausencia de centros financieros hegemónicos, Como resultado, tendremos que replantearnos el régimen institucional en el que han venido desenvolviéndose, hasta ahora, nuestras instituciones bancarias y que está amenazando directamente la solvencia de los propios Estados. Los días de la macroeconomía convencional elaborada durante todo el siglo pasado, al margen de las ideas monetarias de Carl Menger, están contados, como percibirá el lector atento de este pequeño ensayo del economista austriaco que había permanecido inédito hasta ahora en nuestro país y viene precedido de una jugosa introducción que firman José Antonio de Aguirre y Lorenzo Infantino de la Fundación Hayek de Roma.
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Las necesidades surgen de nuestros instintos y éstos se enraízan en nuestra naturaleza. La insatisfacción total de las necesidades tiene como consecuencia la aniquilación de nuestra naturaleza y una satisfacción parcial o insuficiente su atrofia. En cambio, satisfacer las necesidades significa vivir y desarrollarse. Preocuparse por la satisfacción de nuestras necesidades equivale, por consiguiente, a preocupar se por nuestra vida y nuestro bienestar. Es el más importante de todos los esfuerzos humanos, ya que es el presupuesto y fundamento de todos los restantes. Esta preocupación se manifiesta en la vida práctica de los hombres en el hecho de que procuran tener en su poder aquellas cosas de que depende la satisfacción de sus necesidades. Si poseemos, efectivamente, los bienes necesario s para esta satisfacción, entonces aquellas necesidades dependen únicamente de nuestra voluntad y ya tenemos todo lo suficiente para nuestro fin práctico, porque nuestra vida y nues tro bienestar están en nuestras manos. A la cantidad de bienes que un hombre necesita para la satisfacción de sus necesidades lo llamamos su necesidad. Así pues, la preocupación de los hombres por la conservación de su vida y de u bienestar se convierte en la preocupación por cubrir su necesidad.
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Escrito el mismo año en que testificó ante la Comisión Monetaria de Austria-Hungría, y publicado en inglés en 1892, Carl Menger explica que no son los edictos del gobierno los que crean el dinero, sino el mercado. Los individuos deciden cuál es el bien más comercializable para usarlo como medio de intercambio. «El propio hombre es el principio y fin de cada economía», escribía Menger, y así pasa cuando se decide qué se va a usar como moneda.
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Índice del libro.
Introducción (por F. A. HAYEK )
Prólogo
Capítulo I.- Teoría general del bien
Capítulo II.- Economía y bienestar económico
Capítulo III.- Teoría del valor
Capítulo IV.- Teoría del intercambio
Capítulo V.- Teoría del precio
Capítulo VI.- Valor de uso y valor de intercambio
Capítulo VII.- Teoría de la mercancía
Capítulo VIII.- Teoría del dinero
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