12/02/19

Gimeno Sacristán José

Sin comprender lo que se hace, la práctica pedagógica es una reproducción de hábitos y supuestos dados, o bien respuestas que los profesores dan a demandas y consignas externas. Conocer la realidad heredada, discutir los supuestos de cualquier propuesta y sus posibles consecuencias es una condición de la práctica docente ética y profesionalmente responsable. Las teorías y el pensamiento educativo se presentan en muchos casos como legitimadores de realidades y proyectos con una autoridad técnica que oculta las dimensiones éticas, sociales, pedagógicas y profesionales de los hechos y usos en el sistema educativo. En Comprender y transformar la enseñanza los autores analizan los problemas y prácticas que han sido y son esenciales para llenar de contenido y sentido la realidad de la enseñanza. La obra es la oferta de una reflexión «pública» sobre el tema y alternativas que son relevantes a cualquier profesor para ayudarle en la clarificación de las opciones que sólo él puede tomar en la realidad profesional en que trabaja.
La infancia, los menores en general o el alumno son categorías elaboradas por los adultos en el seno de la cultura y de las prácticas sociales. Una vez que la educación se ha universalizado, alguien es menor en tanto que es alumno, y experimenta este papel en tanto que es visto y tratado como menor. El alumno como invención es una obra que pretende rescatar el valor del sujeto escolarizado como un referente esencial para proyectar, desarrollar y evaluar la calidad de la educación. J. Gimeno Sacristán rastrea, con un enfoque interdisciplinar, los rasgos más sobresalientes de la trayectoria que han seguido los menores para convertirse en escolares bajo la mirada vigilante, disciplinante, protectora y amorosa (a veces ruda y poco amistosa) de los adultos y, más específicamente, de los padres, madres, profesores y profesoras. Además de desvelar una realidad ante la que, por su cotidiana presencia, podemos quedar insensibilizados, el autor ofrece datos y argumentos para resistir el envite de las corrientes dominantes del pensamiento, las políticas utilitarias y el academicismo que ha sacralizado los contenidos de la enseñanza, como si fuesen la sustancia misma de la cultura ante la que deben rendirse los profanos. Cuando la preocupación por la calidad de la enseñanza inunda los discursos acerca del presente y futuro de los sistemas educativos, es preciso recordar que la calidad de la educación -que no es necesariamente lo mismo- exige mirar y dirigirse al alumno, quien, al mejorar como persona, aprendiz y ciudadano, perfecciona a la sociedad.
La educación obligatoria es una experiencia universal que caracteriza a las sociedades modernas, como si se tratase de un rasgo antropológico de las mismas. Es un proyecto social y educativo que ha sido reconocido como un derecho universal porque encierra la posibilidad de dignificar al ser humano - a todos y cada uno de ellos -, al tiempo que contribuye a la mejora de la sociedad. Se trata de una de las «invenciones» sociales ilustradas que resumen todo un elenco de aspiraciones relacionadas con la idea de progreso individual y colectivo, material y espiritual. Los peligros que hoy acechan a la educación obligatoria no se refieren tanto a su existencia y cobertura logradas, sino a la pérdida de su sentido emancipador para todos los que concurren a ella. La obligatoriedad significa no conformarse con abrir la escuela a todos, sino obligarse a hacer reales las oportunidades que promete ese derecho: su disfrute en condiciones de igualdad, el respeto a las diferencias no discriminadoras y su capacidad en la distribución de cultura. En esta obra, GIMENO SACRISTAN se preocupa por reavivar en la memoria colectiva el significado actual de este proyecto para no olvidar los retos pendientes que aún tiene por delante y revitalizar las razones que lo sustentan. Argumentar sobre lo que consideramos natural y definitivamente ya dado tiene el valor de recordarnos que ciertas conquistas sociales, como es la educación obligatoria, son logros precarios. Para infundirle vigor, no debemos dejar de alimentar los valores que la nutren y apoyan.
Esta obra pretende descubrir las fases científicas y las implicaciones ideológicas de una forma de entender la enseñanza y la técnica de la programación. Se trata de analizar un modelo de educación y el papel de técnico que éste adjudica al profesor, mecánico que no crítico, en las tareas pedagógicas. El autor discute esta visión utilitaria y eficientista de la didáctica, que con tanto énfasis se presenta a los profesores, sugiriendo modelos alternativos. Por ello, este libro constituye un instrumento útil para profesores y estudiosos de la educación, que podrán encontrar en sus páginas una ayuda para comprender los orígenes e implicaciones de este planteamiento didáctico.



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