7/02/25

EL SUJETO FRACTAL

 

🧩 EL SUJETO FRACTAL: ONTOLOGÍA FRACTURADA EN LA ERA DIGITAL

César Augusto Cortés Arias
Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) – Puerto Carreño, Colombia

“No estamos frente a una crisis de identidad, sino frente a una disolución estructural del sujeto. El sujeto ya no está: ha sido reemplazado por un enjambre de datos.”


Introducción

La idea de “sujeto” ha sido históricamente uno de los conceptos fundacionales de la filosofía, la ética y la política. Desde la autonomía kantiana hasta el inconsciente freudiano, pasando por el sujeto intersubjetivo de Habermas o el sujeto oprimido del marxismo, la noción de un “yo” pensante, actuante o alienado ha constituido el eje alrededor del cual se han articulado las teorías sociales y filosóficas modernas.

Sin embargo, la era digital ha traído consigo una fractura sin precedentes en la forma como entendemos y habitamos el yo. En la actualidad, el sujeto ya no es un núcleo de conciencia, sino una multiplicidad de interfaces. Ya no es una interioridad coherente, sino una serie de fragmentos operativos, perfiles editables, presencias fluctuantes sometidas al régimen de la visibilidad. Lo que hoy predomina no es la subjetividad entendida como experiencia interior, sino el sujeto fractal, una figura que se repite en distintas plataformas, que simula coherencia pero está vaciada de sí.

Este artículo busca explorar la emergencia del sujeto fractal como nueva ontología de la era digital, dentro del marco de la Teoría de la Hiperconexión Fractal (THF), propuesta por el autor. Se argumentará que ya no estamos frente a una metamorfosis del sujeto moderno, sino ante su disolución estructural y su recomposición bajo formas maquínicas, algorítmicas y fragmentarias.


I. Genealogía del sujeto moderno y su declive

El sujeto moderno nació en el corazón de la Ilustración. En Descartes, fue conciencia pensante. En Kant, fue fundamento de la moralidad. En Rousseau, agente de voluntad general. En Hegel, portador del espíritu universal. Este sujeto se entendía como unidad de razón, libertad y continuidad narrativa. Incluso las críticas estructuralistas y posestructuralistas del siglo XX (Foucault, Derrida, Lacan) no negaron su existencia, sino que desplazaron su centro, mostrando su construcción histórica, lingüística y simbólica.

Pero a diferencia de las críticas anteriores, lo que hoy ocurre con la subjetividad no es una deconstrucción del sujeto, sino su transformación en interfaz operativa, funcional al sistema digital. Ya no hay sujeto: hay usuario. Ya no hay conciencia: hay data. La subjetividad ha sido convertida en infraestructura de tráfico, en producto programable y rentable.


II. El sujeto como interfaz: el final de la interioridad

Una de las tesis centrales de la THF es que la subjetividad actual ya no se constituye en la interioridad, sino en la exterioridad constante de la pantalla. El yo se construye desde la retroalimentación de lo visible: likes, notificaciones, algoritmos de recomendación, estadísticas de interacción.

Esta nueva forma de subjetividad puede ser definida como “subjetividad de interfaz”, en la que el yo se vuelve un conjunto de funciones conectadas a entornos digitales. No hay identidad estable, sino flujos contingentes de expresión visual y emocional. No hay narración vital, sino performatividad fragmentada.

El resultado es un yo que no puede narrarse, que no puede recordarse, que no puede replegarse en sí. El sujeto moderno pensaba, dudaba, deseaba. El sujeto fractal actualiza, responde, postea y reacciona. Su ser está determinado por la conexión permanente. Su fractura no es un accidente, sino su condición de existencia.


III. Fractalidad del yo: entre repetición y simulacro

El término “fractal” proviene de las matemáticas y describe estructuras que se repiten a distintas escalas con patrones similares. En el ámbito social, la THF propone que el sujeto actual funciona como una entidad fractal: se replica a sí mismo en múltiples plataformas, entornos y roles, pero siempre como simulacro vacío.

El sujeto fractal:

  • Tiene múltiples identidades (perfil personal, laboral, afectivo, político).

  • Se manifiesta de manera simultánea y contradictoria.

  • No se integra: se dispersa.

  • No se compromete: se adapta.

  • No se reconoce en el espejo, sino en el feed.

Esta fractalidad no es liberadora, como prometía el discurso posmoderno. Por el contrario, es agotadora, despersonalizante y adictiva. Cuanto más se conecta, más se pierde. Cuanto más se muestra, menos se ve. Cuanto más reacciona, menos actúa.


IV. Ontología fracturada: de la presencia a la performatividad

El sujeto fractal no es solo una estructura narrativa rota, sino una ontología fracturada: ya no se “es”, sino que se “funciona”. Ya no se existe como ser, sino como performance. La existencia se ha convertido en un flujo de operaciones sociales, afectivas y cognitivas medibles, cuantificables y comercializables.

Lo que antes era experiencia ahora es contenido. Lo que antes era introspección ahora es visibilidad. Lo que antes era deseo ahora es marketing. Este vaciamiento de la interioridad ha abolido la experiencia auténtica: el dolor, la espera, el silencio, la mirada, el misterio. Todo debe ser comunicado, explicado, evaluado, optimizado.

La THF propone que esta ontología fracturada es el producto de una colonización existencial por parte del capitalismo de plataformas. Las subjetividades ya no se constituyen desde dentro, sino desde los parámetros externos de lo viral, lo útil, lo emocionalmente rentable. Y este nuevo sujeto ni siquiera se da cuenta de su fractura, porque ha perdido la capacidad de sentirla.


V. Repercusiones éticas, políticas y pedagógicas

Esta nueva configuración del sujeto fractal tiene consecuencias profundas:

  • Ética: La responsabilidad se diluye en la multiplicidad de roles. El yo no asume consecuencias porque está fragmentado. Se produce un nuevo tipo de cinismo digital: “no soy yo, es mi perfil”.

  • Política: La acción colectiva se debilita. No hay comunidad, solo agregados temporales. La política se reduce a hashtag, indignación y consumo de opinión. La radicalidad es reemplazada por viralidad.

  • Pedagogía: El aprendizaje se vuelve performático. Los estudiantes ya no buscan comprender, sino aprobar, responder rápido, adaptar su saber a la interfaz. El docente ya no forma sujetos, sino que gestiona usuarios.

La THF propone replantear radicalmente la educación, la ética y la política desde el reconocimiento del sujeto fractal, no para consolidarlo, sino para recomponer el tejido de lo humano, para abrir espacios de silencio, introspección, lentitud y contacto verdadero.


VI. El reto: reconstruir el sujeto como praxis

La THF no busca volver al sujeto moderno como nostalgia ilustrada. No se trata de restaurar al “yo racional autónomo”, sino de crear condiciones para una nueva subjetividad relacional, poética, encarnada, no fracturada.

Esto implica:

  • Practicar el silencio como resistencia.

  • Desconectarse críticamente, no como aislamiento sino como reencuentro.

  • Educar para el asombro y no para la producción.

  • Habitar la lentitud como forma de pensamiento.

  • Crear comunidades pequeñas, reales, sentidas.

El sujeto fractal solo puede recomponerse mediante una praxis de recuperación del cuerpo, del tiempo, del lazo y del misterio. No se trata de negar la tecnología, sino de humanizarla, de reencantar el mundo desde las fisuras del algoritmo.


Conclusión

El sujeto fractal no es el final de la historia, sino un síntoma del colapso que vivimos. Su emergencia señala tanto la catástrofe de lo humano como la posibilidad de una nueva praxis ontológica. Pensar esta figura no es un ejercicio académico: es una urgencia vital.

Desde Puerto Carreño, desde la escuela, desde el aula, desde la frontera, desde la poesía, desde la pedagogía, se puede reconstruir un sujeto que vuelva a narrarse, que vuelva a mirarse a los ojos, que sepa guardar silencio y resistir el grito constante de la red.

La Teoría de la Hiperconexión Fractal no busca explicar al sujeto: quiere despertarlo.


Referencias bibliográficas

  • Cortés Arias, C. A. (2025). Teoría de la Hiperconexión Fractal. Inédito.

  • Han, B.-C. (2014). La sociedad de la transparencia. Herder.

  • Foucault, M. (1976). Historia de la sexualidad, Vol. I. Siglo XXI.

  • Deleuze, G., & Guattari, F. (1980). Mil mesetas. Pre-Textos.

  • Simondon, G. (2013). El modo de existencia de los objetos técnicos. Cactus.

  • Zuboff, S. (2019). La era del capitalismo de la vigilancia. Paidós.

  • Morin, E. (2005). El método V: La humanidad de la humanidad. Cátedra.

  • Harari, Y. N. (2016). Homo Deus. Debate.

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