La afirmación "la tranquilidad es una bajeza moral" es una postura polémica que merece una reflexión profunda, pues pone en jaque conceptos profundamente arraigados en la cultura, la filosofía y la psicología humana. A continuación, desglosaré este planteamiento desde distintas perspectivas, examinando su plausibilidad, sus implicaciones y sus contradicciones.
1. ¿Qué entendemos por tranquilidad?
La tranquilidad se define comúnmente como un estado de calma, ausencia de perturbaciones o inquietudes, tanto internas como externas. En términos emocionales, es un estado deseado por la mayoría, asociado con la paz interior y la estabilidad mental. En las tradiciones filosóficas como el estoicismo y el epicureísmo, la tranquilidad es vista como una virtud, un objetivo último que permite al ser humano vivir en armonía consigo mismo y con el mundo.
Desde esta perspectiva, considerar la tranquilidad como una "bajeza moral" implica que algo que culturalmente se valora como positivo pueda ser visto como una forma de decadencia o cobardía moral. Para analizar esto, es necesario explorar qué subyace en la afirmación.
2. La moral y la lucha: ¿Es la tranquilidad una evasión?
Quienes defienden que la tranquilidad es una bajeza moral pueden estar señalando que, en ciertos contextos, la búsqueda de tranquilidad puede derivar en indiferencia, conformismo o apatía frente a las injusticias del mundo. Esta postura encuentra eco en el pensamiento de filósofos como Friedrich Nietzsche, quien criticaba la "moral de los esclavos", donde el deseo de evitar el conflicto y mantener la calma era visto como una renuncia al poder creativo, la afirmación de la vida y la confrontación con la realidad.
a) La tranquilidad como pasividad
Desde este punto de vista, la tranquilidad puede convertirse en un obstáculo para el progreso moral o social. Alguien que busca preservar su tranquilidad a toda costa puede elegir ignorar problemas éticos, sociales o políticos para evitar el conflicto. Por ejemplo:
- En la historia: La tranquilidad de las masas puede perpetuar sistemas de opresión. El silencio de los privilegiados ante la esclavitud, el racismo o la desigualdad puede interpretarse como una forma de cobardía moral disfrazada de "neutralidad".
- En la vida cotidiana: Optar por no intervenir en una situación injusta para preservar la paz personal es una forma de "tranquilidad" que implica la omisión de responsabilidades éticas.
b) La virtud del conflicto
Los grandes cambios históricos y los actos más sublimes de coraje humano han surgido del conflicto, no de la tranquilidad. Movimientos como la abolición de la esclavitud, el sufragio femenino o la lucha por los derechos civiles nacieron de la incomodidad, la indignación y el desafío a un orden tranquilo, pero injusto. Por tanto, esta visión podría sugerir que la verdadera virtud moral se encuentra en la acción y la lucha, no en la complacencia tranquila.
3. El estoicismo y la crítica: ¿Es siempre deseable la tranquilidad?
El estoicismo propone la tranquilidad como una virtud fundamental. Para los estoicos, mantener la calma frente a la adversidad es el camino hacia la virtud y la sabiduría. Sin embargo, este ideal ha sido cuestionado por aquellos que consideran que la aceptación estoica puede fomentar la resignación.
a) El límite de la aceptación
Aceptar las circunstancias externas como inevitables puede ser un arma de doble filo. Mientras que para el estoico esto es una muestra de fortaleza interior, para el crítico es una forma de justificar la inacción. ¿Hasta qué punto es moralmente aceptable mantener la calma frente a situaciones que demandan indignación, como la injusticia o el sufrimiento ajeno?
b) La indignación como motor moral
La indignación, a diferencia de la tranquilidad, puede ser un poderoso motor de cambio. Filósofos como Martha Nussbaum han señalado que las emociones "negativas", como la ira, pueden ser fundamentales para promover la justicia. En este sentido, renunciar a la tranquilidad para abrazar la incomodidad emocional puede ser una expresión de grandeza moral, no de bajeza.
4. La tranquilidad como privilegio
Otra dimensión de esta afirmación se relaciona con el privilegio. La tranquilidad, especialmente en un mundo lleno de desigualdades, a menudo está al alcance de quienes poseen una posición de poder o recursos suficientes para evitar las perturbaciones de la vida cotidiana.
a) El lujo de los privilegiados
La búsqueda de tranquilidad puede ser vista como una forma de desconexión de las realidades del sufrimiento humano. Por ejemplo:
- Las clases altas que se aíslan en burbujas de comodidad mientras ignoran la pobreza extrema.
- Las personas que eligen el "positivismo tóxico", evitando conversaciones difíciles sobre problemas sociales bajo el pretexto de "mantener la paz".
b) La tranquilidad como complicidad
Desde esta óptica, la tranquilidad no solo es una bajeza moral, sino una forma de complicidad con sistemas opresivos. Negarse a perturbar la calma para enfrentar verdades incómodas puede ser interpretado como un acto de egoísmo.
5. La tranquilidad y la creatividad: ¿Es necesaria la inquietud?
Desde una perspectiva creativa y existencial, la tranquilidad puede ser vista como un estado estéril. Muchos artistas, escritores y pensadores han encontrado en la angustia, la inquietud y el conflicto interno las fuentes de su genialidad. Por ejemplo:
- Kafka, Camus y la literatura del absurdo: La exploración de las tensiones humanas, no la tranquilidad, ha producido algunas de las obras más profundas de la literatura.
- La ciencia y la innovación: Los avances científicos a menudo surgen de cuestionar el statu quo, no de aceptarlo tranquilamente.
6. Contraargumentos: ¿Es realmente una bajeza moral?
A pesar de estas críticas, es importante señalar que la tranquilidad no siempre implica cobardía, indiferencia o pasividad. En muchos contextos, puede ser una virtud necesaria para enfrentar el caos:
- En la educación emocional: La capacidad de mantener la calma frente a la adversidad puede ser un signo de fortaleza, no de debilidad.
- En conflictos destructivos: Buscar tranquilidad puede ser una forma de evitar escaladas de violencia o tensiones innecesarias.
- En el crecimiento personal: La tranquilidad interior permite reflexionar, aprender y actuar con mayor claridad y propósito.
7. Conclusión: La paradoja de la tranquilidad
La afirmación de que "la tranquilidad es una bajeza moral" no puede ser aceptada de manera absoluta, pero tampoco puede ser descartada sin reflexión. Todo depende del contexto en el que se examine:
- Si la tranquilidad es un refugio para evitar responsabilidades éticas, puede convertirse en una forma de decadencia moral.
- Si, en cambio, es el resultado de una vida virtuosa, una fortaleza interior que permite actuar con sabiduría, entonces es una manifestación de grandeza moral.
La tranquilidad, al igual que el conflicto, es una herramienta que puede ser utilizada para bien o para mal. La verdadera bajeza moral no reside en la tranquilidad en sí misma, sino en cómo se utiliza: como una excusa para la inacción o como una base para la reflexión y el cambio.